Ante la proximidad de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio en julio, los medios de comunicación han empezado a mostrar imágenes de competiciones de mujeres en las que participan -y casi siempre ganan- atletas nacidas como hombres. Gracias a las directrices elaboradas por un grupo exclusivamente masculino del Comité Olímpico Internacional, que establecen como único criterio la autoidentificación con la "identidad de género femenina" y la disminución del nivel de testosterona.
Las imágenes de estos cuerpos altos y musculosos, con un armazón que a pesar de los pechos, los monos rosas, el lápiz de labios y el esmalte de uñas rojo sigue siendo inconfundiblemente masculino, saltan a la vista y están abriendo un debate sobre la legitimidad de permitir que los atletas masculinos que se identifican como mujeres compitan con las mujeres.
Ante la evidente ventaja de los "ultracuerpos" masculinos en el deporte femenino, gran parte del público se ha preguntado: ¿en qué están pensando las atletas? ¿Por qué no se rebelan en masa?
De hecho, los informativos deportivos italianos han dado gran relevancia a la historia de Valentina Petrillo, "la primera atleta transexual que se presenta para clasificarse para Tokio 2020" (ver aquí y aquí), pero las mujeres deportistas han sido invisibilizadas, con pocas excepciones.
A pesar de este bloqueo de la prensa, las atletas italianas se han rebelado y han expresado su indignación, no abandonando las competiciones, sino por medios legales, al verse privadas de una competición justa.
La abogada y campeona italiana de atletismo Mariuccia Fausta Quilleri representa a 24 atletas femeninas que han firmado una petición en la que solicitan que se permita a los atletas transgénero nacidos en el sexo masculino competir en pruebas exclusivamente femeninas fuera de la competición.
Los atletas discuten en primer lugar la falta de base científica -así como la falta de validez legal- de las directrices del COI, como han demostrado numerosos estudios, entre los cuales el más completo es quizás el de la Dra. Emma Hilton y el Dr. Tommy Lundberg publicado en "Sports Medicine" (ver aquí).
Además, afirman que la admisión de cuerpos masculinos en las competiciones femeninas constituye una violación del artículo 1 del Código de Igualdad de Oportunidades entre hombres y mujeres, que -escribe el abogado Quilleri- "obliga al respeto absoluto, inviolable e indispensable de la individualidad física femenina".
La petición se envió el 3 de mayo al presidente de la Federación Italiana de Atletismo, Stefano Mei, a la ministra de Igualdad de Oportunidades, Elena Bonetti, y a la subsecretaria de Estado responsable del deporte, Valentina Vezzali. Después de más de un mes, ninguna de estas autoridades ha respondido todavía.
Entre las atletas que han firmado la petición también se encuentran Cristina Sanulli y Denise Neumann, que compitieron con Petrillo en los campeonatos italianos máster de Arezzo en octubre de 2020 -véanlas en la foto inicial- y que dijeron al periodista que las entrevistó que sentían que "no competían en igualdad de condiciones" (ver aquí).
Sanulli y Neumann siguieron entrenando y compitiendo, y en los campeonatos italianos en pista cubierta de Ancona, en marzo de 2021, tuvieron la oportunidad de una revancha. En la carrera de 200 metros en pista cubierta, Cristina Sanulli consiguió, a pesar de su menor estatura y su cuerpo femenino, superar a Petrillo en velocidad y quedó primera, y Valentina segunda, a pesar de contar con todas las ventajas técnicas que proporciona un cuerpo que ha experimentado la pubertad masculina: la zancada más larga, el corazón, los pies y los pulmones más grandes, un mayor consumo máximo de oxígeno por contracción muscular (VO2máx), unos tendones más fuertes, y mucho más.
Aquí, el directo que hicimos el viernes 11 de junio con Mariuccia Fausta Quilleri y Cristina Sanulli para hablar de la petición y de sus experiencias directas.
Maria Celeste
Traducido al castellano por Mavi.
Artículo original publicado aquí el 7 de junio.