4 feminicidios en 24 horas. 4 mujeres asesinadas por hombres cercanos a ellas -maridos, padres, novios, ex- por ser mujeres. Una madre y su hija en Carpiano, Milán. Una esposa en la provincia de Bolonia. Una chica asesinada por su ex novio en Aci Trezza, Catanese.
Los detalles de la crónica son inútiles si no para confirmar, una vez más, laineficacia de las medidas de protecciónLos que son rechazados no se apartan, los que son denunciados se enfurecen, las alarmas levantadas por las mujeres no son escuchadas.
Pero no tiene sentido ahondar en la vida de las víctimas y de sus verdugos en busca de las "razones del acto trágico". (es decir, de posibles justificación para el asesino): estaba deprimido, estaba loco, había perdido su trabajo, estaba cegado por los celos. El resultado de estas búsquedas sólo puede producir titulares espeluznantes como éste del Corriere della Sera
Lee: ese hombre debe haber estado realmente desesperado por matar"su luz"Junto con su madre -que no era buena en el mantenimiento de la casa- le disparó en la cabeza. Cuando se buscan las "razones del acto trágico" se busca para entender, para encontrar una razón, para ponerse en los zapatos del asesino, comprenderlo, inducir la compasión hacia él.
Pero la razón de ser es siempre una y sólo una, no tiene sentido buscar otra cosa, a no ser que estés decidido a no verla y a no enfrentarte a ella. El motivo es la dominación, el plan de lucha es éste y sólo éste.
Vanessa Zappalà, 26 años, asesinada en Aci Trezza por su ex novio. Tony Sciuto, había dejado al hombre por sus continuos maltratos. Él -en la imagen inicial tomada de su perfil de Facebook- la mató (y luego se suicidó) por ello. Le exigió que se quedara con él y le permitiera abusar de ella. Quería que ella le dejara ser un hombre como él entendía serlo, para quien el control de las mujeres es una obligación, y la pérdida de control una desgracia intolerable.
La víctima es siempre una mujer que descarta, que rehúye la dominación. Esos crímenes son asesinatos de honor. La escena es siempre la misma, en un bucle sin fin. Todo lo demás es sólo un esquema variable.
En su última versión, dada a conocer por la policía -el hombre fue encontrado posteriormente ahorcado en una casa de campo no muy lejos del lugar del feminicidio-, la policía dijo que había sido asesinado. Sciuto parece un talibánbarba larga, mirada sombría. Un parecido muy llamativo.
I Los talibanes explicitan y elevan el control de las mujeres a un sistema político como piedra angular de su régimen. En el Afganistán talibán el patriarcado se muestra en su arcaica pureza y radicalidad y no necesita de ninguna pretensión. Esta es la cara que el régimen pretende exponer al mundo, esta es su idea de orden social, un baluarte contra el terrible desorden de la Jāhiliyya preislámica.
Pero las lógicas -control, dominación- son las mismas que vemos en los feminicidios. Los asesinatos de mujeres destapan una olla que nunca ha dejado de hervir. La libertad de las mujeres, el deseo de las mujeres, sólo puede tener un alcance determinado. Cada dos o tres días alguien estrangula a una mujer, o le pone un cuchillo en el vientre o una bala en la cabeza para recordárnoslo. La violación, el maltrato, la violencia, el acoso, la injusticia, el intento de hacernos desaparecer son recordatorios diarios de esto, en cada momento de nuestras vidas.
Por esto, Cuando pensamos en la terrible situación de las mujeres afganas, la lógica de "nosotros" y "ellos" corre el riesgo de ser infructuosa. Al luchar por nuestra libertad, también estamos luchando por la suya. Luchando por su libertad defendemos la nuestra.
Es un error pensar que las hermanas afganas no son completamente libres, y nosotros somos absolutamente libres.
Esto es importante para ser eficaz, de una condición común, tener que lidiar cada día con un sexo que oprime a otro, aunque con distintos grados de ferocidad.
Marina Terragni