El documento que os proponemos es el resultado de las reflexiones de mujeres apasionadas por la política, y se dirige a las mujeres que ya están en las instituciones o están interesadas en incorporarse a ellas, a las que aspiran a emprender la acción de gobierno, a las que trabajan en grupos, asociaciones y movimientos, proponiendo 10 prácticas que pueden acompañar y hacer más consciente el deseo político de cada persona. Lo proponemos como un regalo también teniendo en cuenta la ocasión del próximas elecciones locales en muchas ciudades italianas.
PRÓLOGO
Este documento está firmado por 25 mujeres es el resultado de un ruta de debate sobre las prácticas de autoridad de las mujeres dentro y fuera de las instituciones políticas, que tuvo lugar en Mestre entre 2018 y 2019 y se dividió en cinco encuentros, en los que también participaron mujeres de otras ciudades (Venecia, Mirano, Chioggia, Vicenza).
Después de los meses de bloqueoLa forma final ha sido ultimada y el documento está listo para salir de su contexto original. La apuesta compartida es que será un una herramienta útil para dar a conocer el significado de una política inventada por las mujeres, para estar a la altura de los retos del presente, articulados aquí en diez prácticas elementales que pueden combinarse y multiplicarse en los diferentes contextos de la vida social, política y laboral, dando lugar a nuevas narrativas.
El debate contó con la participación de mujeres apasionadas por la política, que se reconocieron valiosas entre sí, y cuya formación tuvo lugar en diferentes contextos: el el feminismo de la diferencia, el asociacionismo, el movimiento ecologista y pacifista, la administración local, algunos partidos de izquierda, la participación en el gobierno de la propia ciudad o país, la implicación en las profesiones, en el arte, en la investigación filosófica y espiritual.
Todos los firmantes tienen una historia de intervención pública en sus propias ciudades y cada uno ha experimentado en diferentes lugares, tiempos y formas lapor la fuerza de la autoridad femenina, reconociendo su extraordinaria eficacia junto a las dificultades y obstáculos.
La Asociación "Precious" de Venecia inició el debate sobre las prácticas. La relación política con el filósofo Annarosa Buttarelli llevó a algunos a implicarse personalmente en el proyecto. "Escuela de Formación Avanzada para Mujeres en el GobiernoEstá comprometida con la transmisión del conocimiento de las mujeres, que siempre ha estado presente en la historia.
La redacción del documento de diez prácticas presupone caminos relacionales de experimentación y transformación subjetiva, años de trabajo político, lecturas y encuentros capaces de abrir una búsqueda superior de sentido. También hay proyectos realizados, batallas libradas, pasajes y símbolos redescubiertos.
El documento aborda, en particular:
Esperamos que este documento, con la mediación adecuada, genere un amplio debate entre diferentes generaciones políticas y fomentar procesos de concienciación y transformación subjetiva.
DIEZ PRÁCTICAS EN LAS QUE NOS RECONOCEMOS
- La práctica de marcar la diferencia
La diferencia se hace, ante todo, dentro de uno mismo. Se practica concretamente cuando se entabla una relación con mujeres y hombres que son conscientes de ello. Marcar la diferencia significa construir día a día el sentido libre de ser mujer u hombre. El feminismo al que nos referimos afirma el valor de la diferencia y pone la vida en el centro de la política y no el ejercicio de la fuerza y el poder en todas sus formas. Los sexos son dos, no reducibles el uno al otro, diferentes, no iguales. Las mujeres no son una clase, ni una categoría, ni siquiera un "género" que deba incluirse en el concepto de "humanidad". Todos y cada uno de ellos hablan no desde abstracciones universales sino empezando por uno mismoComprender esto es esencial para liberar el poder de la diferencia.
- La práctica de la radicalidad
La radicalidad es ir más allá de la posición de reivindicación u oposición a la lógica y los juegos del poder, y para relacionarse con los demás, adoptando la posición afirmativa del deseo. A partir del deseo y de las relaciones, es posible pensar en nuevas instituciones, en caminos más incisivos para la transformación de la realidad, de la forma de representarla, pensarla y nombrarla. Somos radicales, por ejemplo, cuando nos preguntamos si los problemas nos afectan de cerca, nos conciernen directamente, dejar de hablar en general y en abstracto. Somos radicales si llegamos al fondo de los temas, teniendo claro el contexto real en el que se presentan, escuchando a las mujeres y a los hombres que los viven, comparando las diferentes soluciones propuestas. Cada uno de nosotros ha quitado el consentimiento y el crédito al sistema patriarcal y apuesta por la posibilidad ya existente de un El "gobierno femenino de la realidad aprovechando la vida real y las relaciones.
- La práctica de la libertad femenina
Practicar la libertad es el máximo ejercicio de nuestra subjetividad. La libertad tal y como la entendemos es relacional, no individual. Está vinculado al cuidado de las relaciones y no es un valor absoluto. Se fortalece cuando reconocemos la libertad de los demás. Se manifiesta en el filo entre la libertad y la necesidad, en el reconocimiento de los límites y en la conciencia de que nuestra libertad depende de la de otras mujeres. No pensamos en la libertad como un derecho individual consagrado en la ley o en la democracia, sino como la ganancia del "otro".la humanidad femenina que ha luchado a lo largo de la historia por ser fiel a sí misma y realizar sus deseos.
- La práctica de las relaciones
Las relaciones femeninas, un lugar de intercambio entre dos que siempre son "impares". entre sí, son la fuerza que podemos aportar para ser más felices y fieles a nosotros mismos. En esta desigualdad, y no en el aplanamiento del "uno vale por uno", discurre la mayor parte de la energía, la libertad y la política de las mujeres. El primer paso necesario es tomar conciencia del conexión profunda con la madre, nuestro origen real y simbólicoen la que se basa el deseo de entablar relaciones privilegiadas con otras mujeres. Las relaciones no están ya dadas. No basta con declarar que se está en una relación: hay un camino que recorrer, implica un trabajo honesto y riguroso sobre uno mismo que lo pone a disposición de la transformación subjetiva. Dos mujeres en relación no forman un lugar cerrado, excluyente o autosuficiente, sino que son la palanca más eficaz. para que de dos en dos crezca en el mundo una red de fuerza femenina que contrarreste la lógica del poder.
- La práctica de las genealogías femeninas
Practicar la genealogía significa referirse a las palabras y acciones de otras mujeres que han dicho la verdad antes que nosotras y ajustarse según sus propias razones, en fidelidad a la experiencia subjetiva. Este es un relación "vertical" que integra las relaciones en el presente. ¿Cuánta independencia de pensamiento y autonomía de acción ejercieron las mujeres que nos precedieron? ¿Qué mediaciones pusieron en marcha? A partir de estas cuestiones, podemos encontrar el hilo de las genealogías femeninas invisibilizadas por la primacía de la palabra masculina. Cuando necesitemos orientarnos en los distintos campos en los que nos desenvolvemos o cuando debamos tomar decisiones, acudamos a las genealogías del conocimiento femenino, pedimos ayuda a las mujeres influyentes, no sólo a las del presente sino también a las del pasado. Utilicemos sus consejos como base para nuestras acciones. Hay una orden simbólico femeninoUna riqueza de prácticas creativas, de lenguajes sapienciales y espirituales, de enseñanzas a las que toda mujer puede referirse en cualquier momento de su vida, "fuentes" de las que extraer y de las que recibir preciosos "regalos".
- La práctica de la gratitud
El reconocimiento es saber honrar el "deuda" de gratitud con la madre y con todas las mujeres que a lo largo de nuestra vida nos han animado, nos han apoyado y han podido construir mediaciones que han sido importantes para nosotros. Es fundamental preguntarnos a quién debemos la conciencia que hemos alcanzado, reconocer el bien que recibimos de otras mujeres y también de algunos hombres, del territorio, del entorno. Es importante hacer visibles las relaciones que nos apoyan y nos autorizan a seguir adelante y relanzarnos en los contextos en los que actuamos. "Reconocimiento" es una palabra femenina universal que indica la transición a un plano superior de civilización. De ahí surge el amor al mundo, que es el punto de partida de la verdadera política.
- La práctica de promover la autoridad social femenina
Hay autoridad femenina allí donde se cuida la convivencia, se curan las heridas, se hacen gestos significativos, encontrar las palabras adecuadas en momentos de conflicto, inventar mediaciones eficaces cuya motivación principal no sea el beneficio personal sino el deseo de mejorar el mundo. Promover la autoridad de las mujeres significa ante todo prestar atención a las mujeres (y a los hombres) que actúan en contextos reales con competencia, generosidad y capacidad para tejer relaciones. No basta con fijarse en estas figuras sociales positivas, que son muchas pero a menudo invisibles y anónimas. Es necesario señalarlos como ejemplos y promover su trabajo en la práctica.
- La práctica de amar la ciudad y el lugar donde se vive
Se trata de una práctica que se deriva de una un cambio radical de mentalidad: dejar de ser ajeno a la ciudad y a su entorno e indiferente a los que viven cerca de ella, nuestra mirada se dirige a la comunidad de la que formamos parte. Esta práctica del amor tiene lugar en los contextos, aquí y ahora, a partir del espacio que rodea las casas que habitamos, sin separaciones rígidas entre el interior y el exterior, entre lo público y lo privado, entre lo público y lo privado y entre lo público y lo privado.lo que ocurre en lo "pequeño" de los contextos reales y lo que ocurre en lo "grande" del mundo.
El restricción de proximidad, La atención a los y las que viven al lado, a sus vecinos y en los diferentes contextos de la vida social, política y laboral se convierte así en el fundamento de la acción política. Amar el lugar que habitamos implica cuidarlo, asegurar una presencia consciente que cuide la vida material y al mismo tiempo cuide la calidad de la vida pública. Las cosas pueden cambiar a mejor cuando las mujeres atentas y sensibles -pero también los hombres libres de la necesidad de primacía- están en el trabajo, conscientes de la fragilidad e interdependencia entre los seres vivos.
- La práctica del deseo
Se trata de no dejar de preguntarse por lo que nos mueve en un nivel profundo, incluso inconsciente, y saber relacionar la confrontación política con los demás con las razones del deseo. Cuando, por ejemplo, uno se presenta a las elecciones: ¿cuál es el deseo que nos mueve? ¿Amor por el mundo? ¿Intentar responder a las demandas de libertad y justicia? ¿Trabajar por la protección del medio ambiente y el cuidado de la tierra? En cambio, ¿cuánto pesan las ambiciones de poder o el mero protagonismo personal? El deseo de libertad de las mujeres abre el camino a la acción política que da espacio a la imaginación creativa, al pensamiento fértil y a las prácticas artísticas.
- La práctica de la trascendencia y la espiritualidad
Las mujeres que hoy desean participar en el gobierno de una empresa, una ciudad o una nación con el objetivo de devolver la dignidad a la política y a la economía, arrancándolas de la gestión brutal del poder y de la lógica omnívora del beneficio, no pueden ignorar una viaje interior que las lleve a una auténtica transformación, en relación con otras mujeres libres y conscientes. Es político sentir una conexión con la tierra y otros seres vivos, con la belleza natural, con la belleza de la expresión artística. Es político poder tener en cuenta los límites. En muchas prácticas femeninas, como la repetición de gestos de cuidado, la paciencia de enseñar a hablar, el silencio, el cultivo de un jardín, la recolección de hierbas medicinales, el tejido, la caligrafía, siempre ha habido una vínculo inseparable entre la espiritualidad y la sabiduría material. Estas prácticas mantenían a las mujeres cerca de una idea de lo sagrado y al mismo tiempo de las necesidades de la existencia, sin jerarquías ni divisiones entre espíritu y materia, que conduce a las fuentes de la vida misma, generando un encuentro inesperado con el presente vivo y con el aliento que recorre la historia. Estas prácticas son políticas porque contrarrestan la pérdida de humanidad que estamos sufriendo en este presente.
Alessandra De Perini, Franca Marcomin, Maria Teresa Menotto, Luisella Conti, Luana Zanella, Nadia Lucchesi, Désirée Urizio, Silvana Giraldo, Renata Cibin, Luciana Talozzi, Carla Neri, Antonella Cunico, Laura Guadagnin, Grazia Sterlocchi, Lucia Catalano, Paola Morellato, Annalisa Faverin, Grazia Guarenti, Paola Pattaro, Cristina Bergamasco, Laura Bellodi, Daniela Bettella, Maria Voltolina, Stefania Bertelli, Renata Mannise.