Después del Prefectura de Milán, en aplicación de un sentencia del Tribunal de Casación, tiene transcripciones bloqueadas de partidas de nacimiento completas de niños nacidos por iniciativa de parejas del mismo sexo - señalando el camino hacia la transcripción sólo del progenitor biológico y para su pareja la adopción del hijastro, o la adopción en casos especiales, perfectamente legitimados-. en el ayuntamiento de Milán esto sería así, según la Vicepresidenta del PD del Ayuntamiento, Roberta Osculati:
parejas masculinas -o al menos algunas parejas de hombres- in llegar a la ciudad con un hijo nacido de un vientre de alquiler en EE.UU. o Canadá, optarían por NO transcribir tampoco al progenitor biológico. Por tanto, el niño no sería transcrito en el Registro Civil italiano, quedándose únicamente con el certificado de nacimiento estadounidense o canadiense que transcribe como padres tanto al progenitor biológico como a su pareja.
La lógica es "o las dos cosas o ninguna": de hecho, no hay forma, sin el consentimiento de la pareja, de saber cuál de los dos es el progenitor biológico.
Esto implica -en este caso sí- que el niño no tiene los derechos de todos los demás niños de este país: así que no tendrían pediatra ni podrían ir a la escuela mientras no haya sido transcrito en el registro civil. Si, por el contrario, se transcribiera al progenitor biológico, todos estos derechos estarían garantizados.
Este forma de resistencia-lucha, para forzar la mano del legislador con el fin de introducir la transcripción automática de las partidas de nacimiento completas con ambos padres, se produciría entonces a expensas del niño.
Cabe recordar que adopción de hijastros -recientemente enmendada en sentido ameliorativo y, por tanto, plenamente legítima-. era una de las exigencias de los promotores de la ley de uniones civiles: entonces, era 2016, no encontró una mayoría que lo apoyara. Pero ahora que el Tribunal Supremo lo ha señalado como el camino a seguir para los hijos de parejas "homogéneas", al parecer ya no basta. En la piel de los niños.
Marina Terragni