Texto para un mail-bombing, que se enviará al director Maurizio Molinari m.molinari@repubblica.it
Estimado Director Molinari,
leer Artículo de Michela Marzano, título "Nadie toca la identidad de género", publicado en su periódico el domingo 5 de febrero. Y no podemos dejar de constatar con consternación que lal autor aborda el delicado tema de los menores "disfóricos" sin ninguna referencia científicaEntre otras cosas, argumentó que la "suspensión" inducida por los fármacos bloqueadores de la pubertad "es temporal y reversible", que el uso de tales fármacos "permite que pase el tiempo y, por tanto, da a los adolescentes la oportunidad de madurar, sin obligarles a vivir con la profunda desesperación que muy a menudo (¡y lo sabemos!) conduce al suicidio".
En cuanto a la la supuesta "reversibilidad" de los efectos producidos por los bloqueantes, hecho refutado por varios estudios (véase, por ejemplo, el artículo publicado por el Revista Médica Británica), así como por la práctica clínica. Un efecto ahora establecido como irreversible es la desmineralización ósea: el estudio habla de reducción del crecimiento de la estatura y de la resistencia ósea.
Incluso si la niña o el niño (la administración es prepuberal, es por lo tanto niños de 9 a 12 años) suspendió la "terapia", el los problemas óseos y la osteopenia precoz serían irreversibles, así como otros posibles efectos que se están estudiando, desde riesgos para la fertilidad, el sistema nervioso y otros. En realidad, la "terapia" apenas se interrumpe, teniendo en cuenta que el porcentaje de menores del bloqueador la ingesta de hormonas entre sexos supera con creces el 90%, por lo que i bloqueador no dan "tiempo al tiempo", sino que inician realmente la transición.
Otro estudio publicado en la revistaSociedad de Endocrinología destaca que la pubertad tardía fisiológica se asocia con la riesgo de numerosas enfermedades en la edad adulta, como la obesidad, la diabetes de tipo 2 y los problemas cardiovasculares, además de los ya mencionados osteoporosis y a los problemas de salud mental. Estos riesgos también se aplican si la pubertad se retrasa deliberadamente mediante el uso de bloqueantes.
Precisamente sobre la base de esta y otras pruebas en muchas naciones pioneras en estos tratamientos, se ha producido un brusco cambio de rumbo: el Clínica Tavistock de Londres, un centro de excelencia en el Reino Unido, se cerró tras numerosos escándalos y las consiguientes investigaciones, con mucho debate en los principales periódicos británicos - ¿puede ser que Marzano no esté al tanto de esto? La misma suerte corrió su homólogo sueco, el Instituto Karolinska de Estocolmo, que tiene tuvo que admitir que arruinaba la salud de los niños exponiéndoles al riesgo de "lesiones graves". e coincidiendo en que no hay suficientes estudios que demuestren si el tratamiento hormonal es útil y seguro para los menores. El tratamiento hormonal, se argumenta, sólo debe seguir administrándose como parte de estudios precisos, que actualmente faltan. Por tanto, puede afirmarse sin lugar a dudas que terapia" con el bloqueador de la pubertad es experimental. Basándose en los resultados, la conclusión del Consejo Nacional Sueco de Salud y Bienestar es que los riesgos del tratamiento antipuberal y de la hormona de confirmación sexual para menores de 18 años superan actualmente los posibles beneficios.
También frenan en Noruega, en Finlandia, en muchos estados americanos, en Australia, incluso en Holanda donde se inventó el modelo "afirmativo" basado en fármacos en 2006 (se denomina "protocolo holandés") y donde vuelves a dar prioridad al enfoque psicológico y psiquiátrico.
En cuanto a "dar tiempo al tiempo", como pretende Marzano, para que los niños "maduren", es exactamente lo contrario: son precisamente los bloqueadores los que impiden la maduración fisiológica, desarrollo sexual y una comprensión más clara de uno mismo. Esto se explica por asociaciones como Alianza LGB e Lesbianas Unidas definir la farmacoterapia en menores como práctica esencialmente homófoba, ya que una gran parte de estos niños con el tiempo "simplemente" resultarían ser homosexuales.
Por último, y hay mucho más que señalar, el riesgo de suicidio mencionado por Marzano: nno existe ningún estudio que establezca un mayor riesgo de suicidio en menores con supuesta disforia de género -supuestamente porque, como ya es sabido, muchos de estos menores padecen trastornos del espectro autista, depresión u otros problemas mentales- ni compara el riesgo de suicidio entre los menores "disfóricos" que toman bloqueador con la de los menores que no los emplean. No se puede argumentar que el bloqueador aliviar los pensamientos negativos de los niños con disforia. Se trata de la vida y el sufrimiento de muchos niños y sus familias, Marzano no debería hablar de riesgo de suicidio sin pruebas precisas.
Esperamos que su periódico pueda acoger intervenciones menos chapuceras sobre un tema tan delicado, abriendo un debate no ideológico y basado en la cienciasimilar a lo que ocurre en los grandes medios de comunicación internacionales. Y también teniendo en cuenta el hecho de que el enfoque ideológico contribuye a la "epidemia" de disforia entre los menores, un contagio social admitido incluso por WPATH, principal asociación mundial de salud transexual, en un reciente entrevista en el New York Times.
Con solicitud de publicación
Red por la Inviolabilidad del Cuerpo Femenino
GeneraciónDasociación de padres de adolescentes y preadolescentes que se han identificado como transexuales