El prefecto de Milán ordenó Alcalde Beppe Sala bloquear la transcripción de los certificados de nacimiento de los niños nacidos por iniciativa de parejas del mismo sexo. Por ejemplo, ya no será posible transcribir íntegramente los certificados de nacimiento realizados en el extranjero -en Ucrania, Canadá, California, etc.- por útero en alquilerque también se aplica a las parejas heterosexuales que han emprendido esta práctica.
Las feministas radicales habíamos apelado al prefecto para que ordenara al alcalde Sala respetar la ley 40, además de las numerosas sentencias del Tribunal de Casación que, reiterando invariablemente su condena de la práctica, indicaban como solución la inscripción en el registro civil únicamente del progenitor biológico y vía de adopción en casos especiales para su pareja. También habíamos presentado a expuesto en este sentido a la Fiscalía de Milán. Por tanto, no podemos sino acoger con satisfacción la decisión del prefecto siguiendo las instrucciones del Ministerio del Interior, responsable del estado civil.
Hoy leerás en algunos periódicos que estas chicas y chicos tendrán menos derechos que los demás y serán tratados como desiguales. Es precisamente lo contrario.
Estos niños tendrán los mismos derechos que todos (escuela, pediatra, etc.) porque estos derechos se conceden normalmente a todos los niños inscritos en el registro civil como hijos de un progenitor soltero: con mayor frecuencia, el de las madres solteras. Sobre todo, se garantizará a estas niñas y niños el derecho a la verdad sobre sus orígenes, un derecho reafirmado por todas las convenciones internacionales que se les denegaría si se declarara falsamente su partida de nacimiento, es decir, que son hijos de un "segundo padre" o de una madre que no tiene ningún vínculo biológico con ellos. Estas niñas y niños podrán adquirir un segundo progenitor a través de la institución de la adopción en casos especiales, la misma vía que se sigue normalmente en el caso -es el más frecuente- de las madres solteras que se casan y desean que su marido sea reconocido a todos los efectos como el padre de su hijo. Cualquier otra actuación, en particular la declaración falsa de la paternidad del hijo, constituiría alteración del estado civil y sería perseguida como atentado contra el orden público. Puesto que la Constitución quiere que seamos iguales ante la ley -Art. 3- no es admisible que sólo unos pocos, los llamados "homogéneos", puedan cometer perjurio.
Por todas estas razones, la decisión del Prefecto y del Ministerio del Interior hace que las niñas y los niños nacidos de parejas del mismo sexo sean más iguales y no menos, garantizándoles el mismo trato y los mismos derechos que a todos los recién nacidos.
Marina Terragni