En su ataque vulgarestigmatizado por la derecha y la izquierda, Rula Jebreal afirma -basándose en una primicia de la prensa española- que "El padre de Meloni es un notorio traficante de drogas/criminal persona condenada que ha cumplido una pena en una prisión" cuando ella "afirma que los solicitantes de asilo son delincuentes que quieren sustituir a los blancos"(de nuevo para que conste, Meloni anunció que demandará a Jebreal por atribuirle esta afirmación).
El líder de la derecha nunca ocultó el abandono paterno cuando todavía era muy joven, de la ruptura fundamental de cualquier relación con él, de la gineceo en el que creció, con su madre y su hermana, de las dificultades a las que se enfrentan juntos. Si las faltas de los padres no recaen en sus hijos e hijas, con mayor razón lo hacen los padres abandonados y las hijas abandonadas.
Aparte de la última salpicadura de barro de esta horrible campaña, Tal vez esta relación "disfuncional" entre padre e hija pueda explicar mucho sobre el temperamento de Giorgia Meloni. Un padre puede desaparecer pero nunca desaparece en la simbólica e inconsciente de un niño abandonado, produciendo una herida narcisista que exigirá una vida de curación (probablemente la desaparición de una madre es mucho peor, pero que así sea).
La La habilidad de Meloni para abrirse camino entre los hombres, para medirse con el fiesta del padre (una institución radicalmente masculina) hasta el punto de conquistar la cima (de alguna manera, controlarla) probablemente tenga que ver precisamente con la experiencia radical de un padre incontrolable y totalmente poco fiable. El hecho de que este padre combinara su frikkettonismo con un comportamiento delictivo cambia poco, aunque algunos pensaran que la noticia era codiciosa. Y quizás sea codicioso, pero en el sentido que decíamos: que Ayuda a comprender la tenacidad, la determinación de una mujer que trata de curar su herida desequilibrando la balanza y consiguiendo llegar, abriéndose paso entre los hombres, donde ninguno había llegado antes.
Por razones iguales y opuestas, será interesante observar Las políticas de maternidad de Meloni, de las que tiene una experiencia igualmente radical, como hija -para la que su madre era la única referencia fuerte- y como madre que decide dedicar su primer día después de la victoria a su pequeña, que había sido descuidada durante la tumultuosa campaña, y que inmediatamente se ocupa de protegerla del morbo y de los focos.
Meloni ha declarado en repetidas ocasiones que la guerra contra la maternidad está en el centro de sus pensamientos, así como la cuestión de la desnatalidad: la esperanza es que no quiera abordar la cuestión desde un punto de vista puramente demográfico-estadístico (dar a luz a más italianos, según la vulgata de sus adversarios políticos) pero empezando por un deseo femenino debilitado por demasiados obstáculos y por ahora impotente ante la ingratitud general hacia las madres y su insustituible tarea. En resumen, quién sabe poner la sabiduría materna y la relación madre-hija en el centro de sus políticasel abyecto por excelencia hoy, y hacerlo en beneficio de todos, de una sociedad más humana y justa.
El otro deseo es que examina con mucha atención el modo en que se aborda hoy la cuestión de la bigenitorialidad, con demasiada frecuencia en beneficio de padres abusivos y violentos que intentan, y no pocas veces consiguen, arrebatar los hijos a las madres consideradas "alienantes": los famosos casos de Laura Massaro y Antonella Penati: si quisiera trabajar en esto, podría encontrar mucha resistencia tanto en su mayoría como en la oposición, pero todo este dolor, toda esta injusticia debe ser curada.
Marina Terragni