Michele Serra es un amigo y aprecio mucho que se haya encargado de romper el silencio de la izquierda -por fin- sobre la insoportable injusticia de los cuerpos masculinos en el deporte femenino (La hamaca en La República ayer, 22 de junio), una injusticia contra la que venimos luchando desde hace mucho tiempo (aquí encontrarás multitud de textos al respecto). Una nota, si es posible: Yo habría evitado utilizar la definición cis despiertogénero, impuesta por el transactivismo, y en la que la gran mayoría de las mujeres del mundo, atletas y no atletas, no desean identificarse.
Aunque tarde, ya que llega después de que las federaciones mundiales de muchos deportes -desde el ciclismo a la natación pasando por el rugby y ahora a la espera del atletismo- hayan reconocido que los cuerpos masculinos en las categorías femeninas son injusto (desleal), la señal es muy interesante. Por supuesto, si hubiera llegado antes, se habría ahorrado mucho sufrimiento a los atletas y no atletas que se unieron en torno a su batalla, pero más vale tarde que nunca.
La señal es interesante porque junto con muchas otras señales que llegan simultáneamente, nos indica que los progresistas y los liberales se están dando cuenta por fin de que seguir abrazando de forma acrítica y "correcta" la causa transactivista y queer les hará caer rápidamente: Por "rápidamente" me refiero, por ejemplo, a las elecciones de a medio plazo en noviembre en los Estados Unidos.
El campo de pruebas era Virginia, ganado por los republicanos el pasado noviembre: el conservador Glenn Youngkin, contado con precisión La República, ganó ya que era "capaz de romper todos los tabúes democráticos, desestimar la cuestión transgénero en la escuela, la sexualidad fluidaprometiendo cerrar los programas escolares que se basaban en el análisis crítico de la teoría racial".
Nada menos que el ex secretario de Estado y candidato presidencial ha salido a anunciar el cambio de rumbo. Hillary Clinton en una entrevista con el Financial Times, frenar bruscamente las políticas trans-friendly inaugurada por el gobierno de Obama -dijo trans-presidente- y perseguido enérgicamente por el presidente Joe Biden: uno de sus primeros orden ejecutivadía 1 como presidente recién elegido, fue la readmisión de los atletas transgénero en las categorías deportivas femeninas, lo que puede dar una idea del peso político de la cuestión. Si seguimos este camino, dijo Hillary en esencia, nos estamos jugando la presidencia.
Otra pista, el cambio de viento en el El New York Times, periódico de los liberales de EE.UU.: captar la descontento de los lectores -el de la trans-centralidad y en general el de wokeismo no puede soportar más - en un editorial sensacionalista publicado el 18 de marzo, había admitido el "silenciamiento social" y la "despluralización": "La sólida defensa de la libertad de expresión fue en su día un ideal progresista", mientras que hoy en día muchos progresistas se han "vuelto intolerantes con la gente que no está de acuerdo con ellos asumiendo actitudes de hipocresía y censura que desde hace tiempo son típicas de la derecha.
Una de las cuestiones sobre las que el El New York Times decidió rl silencio es el drama de las niñas y los niños no conforme con el género -siempre más y más- comenzó al principio de la transición con la administración de bloqueadores de la pubertad y hormonas, escándalo médico que algunos han comparado con la lobotomía del siglo pasado y que representa una herida abierta para el manierismo transfílico progresivo (Joe Biden también, hace un par de meses, publicó un documento a favor de la hormonización de menores contra el que se rebelaron miles de pediatras americanos).
En conjunto, estos signos indican la intento liberal -aunque tardío- de cambiar el rumbo, intento al que, tarde o temprano, el partidos progresistas de todo el Oeste. PD incluido, que actualmente permanece varado en el sinsentido de la "o Zan o la muerte (una elección que privará al país de una buena ley contra la homotransfobia: sólo faltaba el viejo ddl Scalfarottocomo hemos dicho repetidamente, para encontrar una mayoría parlamentaria: una propuesta apreciada sólo por Italia Viva) y en una confusión culpable sobre las prioridades del orden del día, mal disimulada por un diktatismo de coste cero.
Uno no sabe si alegrarse o no: años de batallas sin cuartel, de humillaciones, de marginación, de desplante y de desprecio por la no escucha sobre infinidad de temas, desde el útero de alquiler hasta la identidad de género: estaba bien enfrentarse incluso a Fedez y a los influenciadores del porno, con nosotros nunca. Y ahora el muro infranqueable que teníamos delante se está llenando de grietas, en gran parte por razones de oportunismo electoral (y en el caso de los medios de comunicación, de supervivencia: cancelaciones de suscripciones como si lloviera).
Tendremos que presenciar el espectáculo de quienes nos han obstruido tan tenazmente intentando sacar provecho de las ganancias de nuestro trabajo.
Amén de que lo que importa es el resultado. Pero También es importante mantener los ojos bien abiertos, no dar un solo paso atrás, no renunciar al protagonismo, no ceder a los halagos fáciles. El camino es todavía largo y lleno de baches.
Marina Terragni