En el transcurso de la cuarta oleada de Covid, reafirmamos - por si hiciera falta - el desastre de la sanidad territorial públicomédicos de cabecera superconscientes pero sobrecargados e inalcanzables -o a la carrera-, sin apoyo, Usca estresada o inexistente, tampones de bricolaje, el bricolaje del autocuidado. Y todos los demás problemas de salud descuidados y pospuestos sine die. Casi todas las familias han experimentado el problema de cerca. Una prueba de esfuerzo que sacó a la luz los problemas acumulados de años y años de malas prácticas de política de salud pública.
Por el momento pocos indicios de cambio de tendencia: hablamos de "casas de salud y de hospitales comunitarios - en la "excelente" Lombardía, por ejemplo, todavía estamos buscando terrenos y edificios adecuados, pero mientras tanto Los centros privados multiespecializados surgen por todas partes como setas. que al parecer ya han encontrado terrenos y edificios, lo que es un buen indicio de la dirección en la que se mueven. Una calle de doble sentido: obstáculos, cuellos de botella y retrasos para la intervención pública, rapidez de la iniciativa privada. Las empresas no se equivocan, apuestan por que la crisis sanitaria no termine nunca y consolidan la inversión en "cuidados" como negocio entre profesionales privados y ciudadanos particulares.
Un gran patrimonio, el de nuestra sanidad pública, cuyos últimos vestigios se derriten como la nieve al sol.
Si es cierto, como siempre hemos dicho, que el cuidado es ante todo una relación de la que los medicamentos y las herramientas de diagnóstico son meros instrumentos -relación entre el paciente y el terapeuta, entre el órgano "enfermo" y el resto del cuerpo, entre sanos y enfermos, entre el paciente y sus contextos, entre los lugares de vida y los lugares de atención-... su paradigma no puede ser representado por el acuerdo comercial entre un individuo "disfuncional" y un profesional de la facturación.
No habrá una verdadera sanidad pública y territorial sin una transformación radical de este paradigma.
El cuidado y el reconocimiento de la dependencia mutua son los principios fundadores de cualquier comunidad humana, cuyo objetivo principal ha sido siempre reunirse para garantizar la cercanía, el apoyo, la protección y la ayuda. Pero Hoy en día, el valor de cambio -el dinero- ha anulado por completo estos valores primarios.
En el mundo en que vivimos El beneficio lo determina todo, sin ningún principio compensatorio. Quizá el dinero nunca haya importado tanto en la historia de la humanidad. Un verdadero "neofeudalismo". (Shoshana Zuboff) que ve aumentar exponencialmente el número de pobres y, al unísono, los dividendos de las empresas más ricas de la historia. En particular, el empresas de alta tecnología de ex-hippies de Silicon Valley. Durante la pandemia Jeff Bezos de Amazon ha obtenido un volumen de plusvalías equivalente a lo que se gastaría para asegurar 3 dosis de vacunas para todos los habitantes de la Tierra.
Por tanto, no puede tratarse simplemente de parchear la asistencia sanitaria local con algún trampantojo compasivo para los "pobres". Incluso cuando hablamos de sanidad, Se trata de ese cambio de civilización del que venimos hablando desde hace tiempo, que devuelve al centro el dos de la relación, entendido como un átomo indivisible, en lugar de la ficción de un individuo perfectamente autosuficiente, libre de toda atadura y armada con derechos siempre nuevos. Esta refundación debe inspirarse en la la gratuidad y la indispensabilidad de la relación entre madre e hija-o.
Se trata, en definitiva, de una revolución tal y como la ha entendido siempre la mayoría de las mujeres del mundo: una transformación simbólica irresistible e inaplazable.
Es, como escribió Luisa Muraro (En el mercado de la felicidad) de ese poder maternal que "se convierte en un principio de civilización a disposición de la convivencia humana.".
Por eso La salud y los cuidados -de los que tenemos tanta experiencia desde hace miles de años- deben volver a situarse en el centro de nuestro pensamiento y nuestras prácticas..
Marina Terragni