Como sabe cs palabras que ya no se pueden utilizar especialmente en documentos y estudios científicos internacionales. A la cabeza de la lista de palabras tabú todos los términos que tienen que ver con la diferencia femenina entendida como la posibilidad exclusiva de dar a luz a seres humanosy por lo tanto: "mujer -si se entiende biológicamente y no se abre a definir a las personas que no han nacido mujeres-, "madre e "maternal', "pechos', con referencia a la lactancia materna, etc.
La operación sobre el lenguaje tiene el objetivo de calificar la experiencia femenino-maternal como voluntariamente "excluyente". (en lugar de, como es el caso, objetivamente excluyentes) y, por tanto, estigmatizarla cuando no está abierta a incluir a personas que afirman pertenecer al género masculino.
La maternidad es el epicentro de una revolución lingüística neopatriarcal -y las consiguientes operaciones políticas- para mantenerla al margen como "abyecta". (Julia Kristeva) que no pueden pretender fundar civilizaciones.
Un ejemplo esclarecedor es el estudio reciente publicado por Jama -Journal of the American Medical Association, entre las revistas más importantes del ámbito médico-. Título: Pregnancy outcomes in a US cohort of transgender people'. Las "personas transexuales" en cuestión son mujeres biológicas que se identifican como hombres que dan a luz (pero ningún hombre puede gestar y parir, si no tiene cuerpo de mujer no puede hacerlo).
"Las personas transgénero, no binarias y de género diverso (trans)", se afirma, "tienen peores resultados sanitarios que las personas cisgénero". Las personas trans pueden quedarse embarazadas y de hecho lo hacen, pero la información es tan limitada como aidati sobre los resultados del embarazo. Barreras para acceder a la atención prenatal, el estrés y el estigma minoritarios, y el uso previo o continuado de testosterona pueden exponer a las personas trans a un alto riesgo de complicaciones perinatales". Es bastante intuitivo que Atiborrarse de hormonas masculinas puede crear problemas considerables tanto a la madre -que obviamente pretende llamarse padre- como al feto.
El estudio se refiere a estos sujetos como "pacientes varones en el momento del parto": como si existiera la posibilidad de venir al mundo a través del sexo masculino.
El estudio señala un menos cesáreas entre las personas trans que dan a luz (suelen ser más jóvenes que las mujeres que se identifican como mujeres y a las que el estudio denomina cis). Los "morbilidad parental grave (también conocida como morbilidad materna grave)". o el morbilidad parental grave (también conocida como morbilidad materna grave): hay una clara intención de no utilizar la palabra madre y de poner en pie de igualdad las escasas experiencias de las mujeres disfóricas y las de la inmensa mayoría de las madres serenamente acomodadas en su ser mujeres. Así que La lengua, que es de todos, tiene que ajustarse a las necesidades de una pequeña minoría: ante el estrés minoritario de unos pocos, todos nos estresamos y nos borramos.
Se distingue entre "personas trans que dan a luz" y "personas trans que no dan a luz". omitiendo el hecho de que ely 'parir' sólo pueden dar a luz porque su cuerpo sexual es femenino.
Los resultados del estudio no son especialmente relevantes. En cambio, los un compromiso extraordinario en el frente del lenguaje, una verdadera lucha con la realidad material con el fin de minimizarla, hacerla "abyecta" y residual frente a la autopercepción alucinatoria que debe prevalecer. Sobre todo, señala que llevar a cabo la operación ideológica no es una revista queer, sino una de las más importantes, si no la más importante del sector, empeñada en ofrecer una base científica a la sensacional fola de los hombres que pueden dar a luz.
Marina Terragni