Sería interesante que un historiador -o mejor aún, una historiadora- se aplicara a investigar y analizar las razones por las que del materialismo histórico, criterio de interpretación de todo lo real, la izquierda ha pasado a un verdadero inmaterialismo posthumano, la clave de una política obsesiva de derechos basada en "percepciones" invisibles y cambiantes, sucedáneos del alma cuya negación ha estructurado toda forma de socialismo real.
El nuevo opio del pueblo es la identidad de género, la madre de todas las percepciones, sedante repartido por las formaciones progresistas de Occidente, desde Joe Biden hasta Enrico Letta. Esta cuestión probablemente no interesará a los más jóvenes que están libres de esta carga, pero que es abrumador el llamado feminismo histórico, que siempre ha tenido una relación efectiva y tormentosa con la izquierda. No haber encontrado ningún plan de diálogo, tenazmente perseguido, con los promotores izquierdistas de las diversas Ley de Igualdad, Ley Trans o Ddl Zan según el caso - lo mismo en todas partes - ha sido el resultado de una falta de entendimiento. la ducha fría definitivalo que seguramente tendrá importantes consecuencias políticas.
Desde 1989 -pero también antes- la izquierda se ha enfrentado al nada desdeñable problema de teniendo que volver a perfilar su horizonte, definitivamente despejado de los Palacios de Invierno y de cualquier perspectiva revolucionaria. Pero nadie podía imaginar que el resultado sería este, que De las masas pasaríamos al individuo atomizado, de la revolución del pueblo a la revuelta del individuo contra su propia carne, jaula opresora de ese sustituto multicolor del alma al que se le ha dado el nombre de identidad de género.
Para liberar este animula, el cuerpo debe ser negado y preferiblemente torturado desde una edad temprana. Una especie de cilicio simbólico. E El valor de las relaciones, que siempre han sido el centro de gravedad del humanismo de raíz femenina, se minimiza en beneficio del individuo posthumano que no está atado a nada, incluso de su propia sustancia material, un tema perfecto para cualquier posible mercado global.
Queda por entender, pero aquí sí que haría falta un historiador, por qué hoy la izquierda se ha propuesto representar los motivos y, sobre todo, los presupuestos y dividendos de las multinacionales globales del post y el transhumanismo- quizás podría llamarse después de la comercialización o trans-mercado- que beneficio de la aniquilación de las relaciones, la mortificación de la carne humana, el control definitivo de la sexualidad y la reproducción.
¿Pero saben lo que hacen?
¡Adelante o soltero, al rescate! ¡Viva la rectitud y la libertad!
Marina Terragni