2000 mujeres según fuentes gubernamentales, 6000 participantes se reunieron en Madrid desde todos los rincones de la península e islas.
Una reunión que sorprendió a las propias feministas, que querían hacer una declaración contundente: LAS FEMINISTAS ESTÁN AHÍ.
No somos la minoría.
Una unión que pretendía reivindicar las principales formas de opresión de la mujer que el feminismo quiere erradicar de la sociedad española:
-Prostitución y pornografía
-Útero en alquiler
-El género como ideología y diktat y medio de opresión internacional basado en teorías ascientíficas y narcisistas
-Imposición de la llamada ley trans
Esta vez, como en muchas otras manifestaciones, concentraciones y declaraciones a los medios de comunicación, las feministas de España han expresado su desacuerdo con Irene Montero, Ministra de Igualdad de Oportunidades, que lleva años impulsando la aprobación de la "ley trans". a nivel del gobierno central y por su validez en todas las comunidades autónomas españolas. Un empujón que tiene la apariencia de unimposición. Montero no sólo rechaza la confrontación, pero siempre se ha mostrado sin querer ni siquiera escuchar o para leer la posición y las razones que las feministas históricas españolas vienen expresando desde hace un par de años a través de las redes y los medios de comunicación.
La semana pasada, en el congreso del PSOE, el jefe del ejecutivo Pedro Sánchez prometió una ley para abolir la prostitución. Los manifestantes le reprocharon que al no haber cumplido su promesa en otras ocasiones. En 2018 ya había anunciado una ley contra la explotación sexual y la trata de personas, pero el anuncio no tuvo continuidad.
Una parte del feminismo leyó esta inesperada propuesta como una forma de silenciar las objeciones a la Ley Trans: un pacto, un intercambiouna ley abolicionista a cambio de una Lgbtq.
Los mayores grupos y organizaciones feministas españolas unieron sus fuerzas y marcharon juntos.
La preparación de este evento nacional llevó muchos meses. Feministas de toda España se organizaron para llegar a Madrid con autobuses, trenes y transporte privado. Las redes sociales fueron el principal medio para la realización del evento.
Una demostración del hecho de que las mujeres no déjate intimidar por la violencia y la arrogancia de los Lgbtq -ahora dominado por la corriente queer-. ni por la agresividad de los ruidosos movimientos "transfeministas", cuyas agendas no incluyen ningún punto a favor de las mujeres, sino que promueven su explotación y borrado.
Nos emocionó ver a las hermanas españolas marchando, gritando, sonriendo y abrazándose, dando ejemplo a las mujeres de otros países que ahora se sienten menos solas y están dispuestas a oponerse a los abusos que sufren a diario en nombre de la tolerancia.
Lo que nos enseñan las hermanas españolas es eso:
El feminismo no está dividido, ni lucha por la liberación de la mujer o no. O se es feminista o no se es.
Los signos y eslóganes más significativos e impacto:
- La pornografía es una escuela de violadores.
- La diferencia entre un putero y un violador es el dinero.
- Putero, pagas por violar. La sumisión no es el consentimiento.
- La hormonización de niñas y niños no es un derecho.
-Género = Opresión
- Ni cis ni trans. La feminidad no es una identidad.
- Comercializar el vientre de una mujer pobre es un crimen
- Espacios seguros para mujeres y niñas.
- Mi vagina no es una herramienta de trabajo.
- Si provoca traumas psicológicos y secuelas físicas y psíquicas, no es trabajo.
- El hombre que te viola no te preguntará con qué género te identificas.
- Las mujeres no son "encontradas muertas", las mujeres son asesinadas por los hombres.
- No me identifico con el género femenino que me asignaron al nacer y esto no me convierte en "hombre" ni en "género fluido" o "no binario". Me hace FEMINISTA.
Estos y otros muchos fueron los temas lanzados por las feministas en Madrid, que exigieron la realización de su agenda.
Nuestras hermanas españolas han dado un claro paso adelante, una ola que esperamos que también llegue a Italia, liberando la ira y el deseo de rebelarse juntos.
de España, Sara Punzo y Carla García