En las elecciones locales de ayer en España la izquierda ha perdido estrepitosamente -como en Italia. En particular, estaba la Ardiente derrota de Podemos que está casi extinguida en muchas regiones. En los análisis del voto español, quizá no se haga suficiente hincapié en dos leyes manifiestas de Podemos, y en particular el ministro transfeminista Irene Montero: la ley "Sólo sí es sí", que reducía las penas por delitos sexuales, y el Ley Trans, que introdujo en España la autoidentificación, es decir, la libre autodeterminación del "género" también para los menores sin intervención de médicos ni jueces.
En cuanto a la ley "Sólo el sí es sí", ha permitido reducir las penas e incluso excarcelar a muchos delincuentes sexuales. (ver aquí) al igual que ell Ministerio Fiscal dio la voz de alarma por el aumento de los delitos sexuales cometidos por menores sobre menoresfenómeno que el Gobierno español -ahora en la recta final: el presidente Pedro Sánchez ha adelantado el voto político a julio- cree poder atajar centrándose en educación sexual "para todos" que pretende "democratizar la sexualidad". y gira en torno a los conceptos de "elección", "consentimiento" y, por supuesto, "derechos" ("el sexo es un derecho"). El espíritu del proyecto es el mismo que el de las dos polémicas leyes iniciadas por Irene Montero.
Las feministas españolas dan la voz de alarma: enseñar a niñas y niños que pueden expresar su consentimiento en realidad facilita la actuación de los depredadores sexuales. Palabras como "elección" y "derechos" ocultan la prevaricación y la voluntad de dominar a los más débiles.
Una vez más, en la piel de niñas y niños.
Juana Gallego es profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona, para la que creó el máster de Género y Comunicación. El año pasado también fue afectados por la cultura de cancelación o censura homosexual (te lo contamos aquí), como les ha ocurrido a muchos otros intelectuales y profesores.
A seguir uno de sus textos sobre Manifiesto por una educación sexual para todos que probablemente formará parte del programa de la izquierda en las nuevas elecciones generales.
Simone de Beauvoir relata en su libro La ceremonia de despedida que Sartre, en sus últimos años, sólo vivía para firmar manifiestos, sin distinguir entre los distintos tipos ni las reivindicaciones que contenían. Parece que se levantaba y preguntaba: "¿Qué manifiesto hay que firmar hoy?". No sabemos si se trata de una venganza del autor de El segundo sexo hacia el compañero de toda una vida o la conciencia de que, cuando las facultades mentales declinan, una persona brillante puede convertirse en un autómata sin capacidad de discernimiento.
Esta anécdota viene a cuento porque acaba de ponerse en circulación, promovido por un autodenominado y hasta ahora desconocido Red de Educación Sexual Feminista y Comunitaria, a Manifiesto por una educación sexual para todosorganizaciones e instituciones acaban de adherirse, cuyas facultades mentales se parecen a las de Sartre al final de su vida. Si hay que firmar, se firma.
Este manifiesto, que también puede encontrarse en el SidaStudi, pide apoyos colectivos o individuales para "democratizar la sexualidad", y se ciñe sospechosamente a las directrices que actualmente emiten la ONU, la OMS, UNICEF y otras instituciones para lograr la Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (objetivos nº 4 y nº 5). Muchas personas firmaron a título individual, entre las que solo puedo identificar cuatro nombres conocidos, mientras que no reconozco ninguna asociación feminista.
¿Y cuál es el reclamación perentoria de este manifiesto, que surgió de la noche a la mañana, sin apenas apoyo de organizaciones feministas ni de personas conocidas públicamente? "Abrir una ventana al campo de los deseos y los placeres" con una educación sexual "a todas las edades, para todos".
Lo que es importante destacar es por qué justo ahora empieza a difundirse tanto interés por la educación sexual de niños y adolescentes a través de carteles y redes sociales, en la línea de Orientaciones Técnicas Internacionales sobre Educación en Sexualidad (ITGSE) promovido por la ONU, donde encontrará un amplio repertorio de consejos para laeducación sexual para niños de 5 a 8 años, de 9 a 12 años y adolescentes de 12 a 15 años.
Se desconoce cómo, cuándo y quién llevará a cabo las actividades de formación, salvo que puede o no incluirse en el currículo escolar. Y aquí una importante laguna: quién podrá llevar a cabo esta formación y desde qué perspectiva. Todo un botín para compartir.
La Guía (ITGSE), a pesar de utilizar un lenguaje aparentemente neutro, amable e igualitario, revela que sus objetivos están en consonancia con despertó y transexualidad. De hecho, en el glosario se definen conceptos como transfobia, homofobia, identidad de género, pero no conceptos como misoginia o coeducación, término que nunca se menciona en la Guía. También, en varias definiciones, se da por sentado que "el sexo se asigna al nacer".
Todos estos indicios nos alertan de que nos encontramos en la comienzos de una nueva Ventana de Overton, que consiste en "hacer posible lo impensable", y que lo que usted pretende hacer es normalizar las relaciones sexuales intergeneracionales.
No lo diré de forma más vulgar, no quisiera que me denunciaran, aunque es la misma idea expresada por el ministro Irene Montero en la Comisión de Igualdad (el 21/09/2022) sobre el hecho de que "los niños, las niñas y los *niños* tienen derecho a amar y a mantener relaciones sexuales con quien deseen, por supuesto con su consentimiento", palabras que parecen sacadas de la ITGSE. Puede ver el vídeo del discurso aquí (en el minuto 1:57).
El consenso: el nueva palabra fetiche que parece ignorar que lo mismo puede conseguirse de muchas maneras, o que puede estar viciado desde el principio, dependiendo de las relaciones de poder entre los individuos implicados.
Como se indica en el Comunicado por Dofemco (Docentes Feministas por la Coeducación) en Manifiesto por una educación sexual integral para todos, Dicha enseñanza debe formar parte de una coeducación basada en el principio de igualdad de género y en la protección y el cuidado de los niños, "pero también implica la la necesidad de adoptar una postura crítica ante la hipersexualización y la violencia sexual disfrazadas de transgresiones liberadoras que apoyan y tienen como objetivo el acceso de los adultos a las relaciones sexuales con menores de edad".
Paralelamente, vemos en las redes sociales una proliferación de espectáculos drag eróticos a los que asisten niños pequeños. En resumen nueva ofensiva que, al amparo del "derecho a la educación sexual", empieza a difundir sutilmente la idea de la "democratización del sexo", que no se sabe muy bien qué significa.
A partir de ahora, el nuevo mantra que los activistas posmodernos repetirán como loros será "El derecho al sexo es un derecho humano de todos".
Y tengo muchas ganas de ver quién será el desvergonzado que le interrogue sin miedo a ser enviado directamente al infierno.
Juana Gallego
Traducción de @Fede_RRe
Artículo original aquí