A pesar del monólogo inicial, quizás Buenas chicas, serie producida por Jenna Bans (visible en Netflix) no es precisamente feminista. Pero aún así merece la pena mencionarlo.
La serie cuenta con tres ocupadas madres de Detroit que se embarcan en una improvisada carrera criminal y con la fatiga de ser mujeres en un mundo patriarcal. Nos reconoceremos en datos de la familiaLas dificultades para conseguir una verdadera independencia económica, las relaciones con otras mujeres, quizás suegras tan desordenadas como nosotras. Las dificultades para conseguir una independencia económica real, las relaciones con otras mujeres, quizás madres tan desordenadas como nosotras.
En la primera temporada, se dio mucho espacio a estereotipos de género. Sadie es unaalegre marimacho muy cercana a su madre y libre de los cánones de la feminidad tradicional. Pero mostrar a una chica que simplemente es libre es sólo la premisa para crear un personaje trans. En lugar de seguir siendo una chica a la que le gustan las chaquetas para cenar, Sadie se convierte en Ben sin que la serie profundice en el tema, en contra de los mensajes contra los estereotipos.
Pero Buenas chicas pone mucha más carne en el asador. Habla de la emancipación, de las relaciones entre hombres y mujeres y también de la violencia, de una manera no prurito. Es la ocasión para un atractivo monólogo de uno de los tres protagonistas.
Aunque hay algunas reservas sobre la narrativa, la serie es fresca y divertida y retrata a mujeres creíbles y diversas, proponiendo personalidades femeninas retratadas por sí mismas y finalmente no en función de un hombre. Buenas chicas merece una oportunidad y allana el camino para la auténtica historia de las mujeres y sus vidas.
Alessia Ferranti
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